El Barroco
El arte barroco en sus más amplias
manifestaciones artísticas es un fenómeno complejo de índole social, político y
religioso.
El barroco es la continuación al
manierismo italiano que prevalece durante la primera mitad del siglo XVI. Si el
manierismo comienza a usar los cánones clásicos con artificiosidad, el barroco
que le sucede abandona la serenidad clásica para expresar un mundo en
movimiento y agitación de los sentidos. Por tanto, la tendencia del barroco es
a la exageración y la ostentación.
El origen del barroco
Se suele decir que el Arte Barroco es
el arte de la Contrarreforma. Para reaccionar contra la severidad e
iconoclastia del Protestantismo, la Iglesia Católica alentó la edificación de
templos con profusión de escultura.
También dirigió a los artistas a
alejarse de los temas paganos que tanta aceptación tuvieron durante el
Renacimiento, así como evitar los desnudos y las escenas escandalosas.
Tanto en las artes visuales como en la
música, la influencia de la Iglesia sobre los artistas iba dirigida a emocionar
y enardecer la devoción mediante estímulos psicológicos.
Estas normas aparentemente
conservadoras y austeras derivaron, sin embargo, en este arte suntuoso y
recargado que llamamos Barroco.
Rococó
Estilo pictórico y decorativo del
siglo XVIII que se caracterizó por una ornamentación elaborada, delicada y
recargada. El periodo del rococó se corresponde aproximadamente con el reinado
de Luis XV, rey de Francia (1715-1774). Sus orígenes exactos son oscuros, pero
parece haber comenzado con la obra del diseñador francés Pierre Lepautre, quien
introdujo arabescos y curvas en la arquitectura interior de la residencia real
en Marly, y con las pinturas de Jean-Antoine Watteau, cuyos cuadros de colores
delicados sobre escenas aristocráticas que se desarrollan en medio de un
entorno idílico rompen con el heroísmo del estilo de Luis XIV.
El
término rococó proviene del francés rocaille, que significa 'rocalla'. En
decoración, se caracterizó por una ornamentación basada en arabescos, conchas
marinas, curvas sinuosas y en la asimetría; en pintura se distinguió por el uso
de colores pastel más bien pálidos. Los pintores más representativos fueron
François Boucher y Jean-Honoré Fragonard, el primero es famoso por pintar
escenas de tocador pobladas por multitud de amorcillos, mientras que el segundo
se caracteriza por las escenas galantes que se desarrollan en el interior de
alcobas o en claros del bosque. En cuanto a la decoración, el rococó alcanzó su
cumbre en el Hôtel Soubise de París, trabajo que comenzó en el año 1732 y al
que contribuyeron un gran número de artistas y decoradores notables, entre los
que destacan Gabriel Germain Boffrand y René Alexis Delamaire.
El
estilo rococó se difundió rápidamente por otros países europeos,
particularmente por Alemania y Austria, donde se entremezcló con el barroco
creando un estilo suntuoso y profuso, especialmente en iglesias y espacios
sagrados. Culminó con el trabajo del arquitecto y diseñador bávaro François de
Cuvilliés en su obra del pabellón de Amalienburg (1734-1739), cerca de Munich,
cuyo interior, parecido a un joyero, estaba compuesto de espejos, filigranas de
plata y oro, y paneles decorativos. En España, el palacio de La Granja es el
edificio que más se acerca a este estilo artístico, aunque el rococó se
desarrolló más en la decoración de interiores.
En
Francia dio paso al austero estilo neoclásico a finales del siglo XVIII y
desapareció con el inicio de la Revolución Francesa en 1789 de manera repentina
y por completo.